En persa

Para llegar a Teherán tomé el vuelo más largo de mi vida. De Christchurch a Singapore, más de 10 horas. Como tenía muchas horas de escala fui a dar una vuelta a la ciudad. Había estado ahí una vez hace 10 años y me impresionó lo que ha cambiado y crecido desde entonces. Es como un Epcot Centre pero real. De regreso al aeropuerto y de ahí a Estambul. Antes de aterrizar me pide la aero moza que me quede al último. Sí me puse nervioso porque una vez me pararon en Panamá por culpa de mi homónimo y buscaron drogas en el equipaje. Sólo fue el susto, me querían ayudar para que no perdiera la conexión a Teherán. Me embarco a

Teherán con el nervio que me rechazaran la visa a la entrada. Todo salió bien, afortunadamente.

En Teherán lo primero que busco es cambiar dinero porque en Irán no aceptan tarjetas extranjeras. O más precisamente, en el resto del mundo no aceptan a los bancos de Iran. Todo debe ser en efectivo. Sólo me cambian 50 euros. La SIM del celular muy barata y algo lenta pero funciona. De ahí al hotel con un taxista muy simpático que lo que me decía en inglés era "Iran very very VERY good"! Con todos los taxistas tenía algo que ver y me decia que eran sus "brothers" (debí haberle sacado una foto!). Llego y el hotel, que estaba como en la Colonia Buenos Aires del DF, con un letrero de cerrado por remodelación. En la misma zona había otro pero no me animé. El baño era de aguilita. Finalmente llegué a un hotel bastante bueno en el centro de Teherán. Salí a caminar un poco pero ya no daba más y me dormí temprano.

La mañana siguiente me levanto temprano a desayunar. El bufet es tipo mexicano pero con pan árabe al horno de piedra en lugar de tortillas. Las calles son caóticas y para cruzarlas te juegas el pellejo. Cualquier cantidad de motociclistas temerarios. Llego al Bazar y apenas estaban abriendo. Llama la atención las mujeres todas cubiertas, muchas con una túnica negra, y los rezos musulmanes que van marcando el día. Es familiar el movimiento del comercio, se parece al centro del D.F. pero años atrás. Son pocas las marcas globales, Coca-Cola, algunos chocolates y no mucho más. Lo que leí es que no hay grandes supermercados o tiendas departamentales. La actitud de la gente también es familiar. También les gusta la carilla y hay mucha interacción para cualquier cosa. Lo que es una barrera enorme es el idioma y la escritura. Ni los números son iguales a los nuestros. Sólo algunos letreros tienen traducción.

El bazar es intenso, te roba la energía. Me voy a dar un respiro al Palacio Golestam. Para la historia de los Persas, es un edificio relativamente joven, de mediados del siglo XIX. Construido por uno de los shas de la dinastía de los Qajis que se caracterizaron por el despilfarro y el exceso. Estuvo en funciones hasta la revolución islamica de mediados de los 70's. Es una joya con una mezcla entre arquitectura persa y europea. De ahí un descanso en el hotel y de ahí a Azari, una casa de té tradicional. Intentó pedir de comer pero no me entienden. Mejor me regresé al hotel para comer algo y descansar. Esta sí es una aventura pero pienso qué tal vez sea mejor tomar un tour.

La mañana del día siguiente la dedico a buscar un tour. Ya había contactado una agencia antes de llegar pero la comunicación había fluido lento. Soy súper específico en lo que quiero y finalmente nos ponemos de acuerdo. Mañana vuelo a Shiraz y de ahí hacia el sur en camión para visitar los principales puntos de interés del centro de Irán: Shiraz, Kerman, Yazd e Isfahan. La tarde en el Museo Nacional de Irán, austero pero con mucho contenido. Teherán es una ciudad gigantesca y sólo conocí una pequeña parte.