Renté una camioneta en Auckland para recorrer el país hacia el sur. El martes 4 me levanté muy diligente para tener la traducción oficial al inglés de mi licencia (si supieran los inocentes kiwis cómo te dan una licencia de conducir en México). Llegó a la agencia y pequeño detalle: la reserva empezaba al día siguiente. Un clásico. Por suerte se compadecieron de mí y no hubo problema, sólo recorrieron las fechas. Y ahora sí a manejar del lado derecho por primera vez. Se siente raro pero hasta ahora sin incidentes que reportar. Descubrí que los kiwis sí tocan el claxon y mientan la madre si los provocas lo suficiente. Lo único que me preocupa es que como todo es al revés, ponga reversa en lugar de drive.
Llegué en la noche a mi primer hostal en Rotorua. Juntos pero no revueltos, yo en mi pequeño cuarto privado. Todo muy bien, ahora me junto las noches a ver mi teléfono al lado de mis amigos millennials de nacimiento. Nadie habla. Claramente soy de otra generación y los hostales al parecer se volvieron más tranquilos.
Rotorua es un lugar especial. Por los volcanes del área hay mucha actividad geotérmica y un géiser quesque el más potente del hemisferio sur. En la mañana fui a Whakarewarewa, una villa Maori que se estableció al lado del géiser. Interesante como aprovechaban las aguas termales para cocinar y calentar las casa. Te da el tour un guía nativo muy orgulloso de sus raíces pero el cuento se siente un poco forzado. Después fui al lago que son aguas sulfurosas y se ve padre por las fumarolas que hay alrededor. Y el highlight del día fue
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15 Apr 2020
April 04, 2017
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Rotorua
Renté una camioneta en Auckland para recorrer el país hacia el sur. El martes 4 me levanté muy diligente para tener la traducción oficial al inglés de mi licencia (si supieran los inocentes kiwis cómo te dan una licencia de conducir en México). Llegó a la agencia y pequeño detalle: la reserva empezaba al día siguiente. Un clásico. Por suerte se compadecieron de mí y no hubo problema, sólo recorrieron las fechas. Y ahora sí a manejar del lado derecho por primera vez. Se siente raro pero hasta ahora sin incidentes que reportar. Descubrí que los kiwis sí tocan el claxon y mientan la madre si los provocas lo suficiente. Lo único que me preocupa es que como todo es al revés, ponga reversa en lugar de drive.
Llegué en la noche a mi primer hostal en Rotorua. Juntos pero no revueltos, yo en mi pequeño cuarto privado. Todo muy bien, ahora me junto las noches a ver mi teléfono al lado de mis amigos millennials de nacimiento. Nadie habla. Claramente soy de otra generación y los hostales al parecer se volvieron más tranquilos.
Rotorua es un lugar especial. Por los volcanes del área hay mucha actividad geotérmica y un géiser quesque el más potente del hemisferio sur. En la mañana fui a Whakarewarewa, una villa Maori que se estableció al lado del géiser. Interesante como aprovechaban las aguas termales para cocinar y calentar las casa. Te da el tour un guía nativo muy orgulloso de sus raíces pero el cuento se siente un poco forzado. Después fui al lago que son aguas sulfurosas y se ve padre por las fumarolas que hay alrededor. Y el highlight del día fue
el Spa Polinesio de aguas termales donde me metí en todas las albercas. Si vendieran clamatos, sería el paraíso. Relajación total en un día que no dejó de llover. Me acordé mucho de James y su afición por los balnearios. Hay que decir que la concurrencia visualmente bastante más atractiva. Lamentablemente no permiten fotos.
Al día siguiente tuve un wake up call no solicitado desde México . Estuvo perfecto porque aproveché el día al máximo. Como amaneció soleado, fui a dar una vuelta de despedida a los “jardines del gobierno” de Rotorua y sacar unas fotos. Después fui a los Redwoods (bosque de sequoias gigantes) kiwis que no son originarios de NZ pero no importa por qué están realmente espectaculares. Había un paseo por entre los árboles que obvio no tomé. Además aquí te cobran todo (25 dólares es el estándar) pero se justifica porque siempre está bien hecho y atendido.
Y de ahí me seguí a Wai-o-Tapu que es una maravilla de la naturaleza. Una zona volcánica, con formaciones geotérmicas asociadas a un conjunto de cráteres durmientes, que se siente muy viva con las fumarolas, los borbotones de lodo hirviendo y los pigmentos de los minerales en la tierra… y huele a azufre. Lo bueno es que más de 20 años de amistad con Maíz me entrenaron para soportar estos olores.
Esa noche llegué a un hostal bastante sombrío en Taupo atendido por unos chinos. Al menos estaba limpio y para llegar a dormir estuvo bien.
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La tierra del pájaro Auck
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Entre bahías y tratados
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Una Madre Tierra explosiva
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El otro fin del mundo
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Bye bye primer mundo
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Where is Saguii
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